jueves, 21 de marzo de 2013

Otoño


El otoño que aparece entre las cortinas. Te esperaba otoño, como quien espera el rezo de un enamorado por el encuentro. Un rincón, mi rincón. Un escritorio de madera clara, unas manos suaves que acarician las teclas, la espera, un beso, un amor entre las letras, un paisaje. Un amor. Deshecho. Nada puede ser más triste que un amor deshecho, se puede ver en las esquinas, en una mano olvidada, en la caricia quebrada, en el café solitario, en la página cuarenta del libro de cabecera, en la memoria de un padre.
No me dejes, otoño, sentir deshacerse el amor.
Como el rezo de un enamorado por el encuentro, es mi rezo, otoño, para que no me dejes olvidar la grandeza del amor. Del amor, hablo, del amor, vivo, otoño. Incipiente otoño que renace con aquella naturaleza de los ciclos, con esa naturaleza dejame sentir el paisaje y tu viento, el paseo y las esquinas alumbradas por el sol de la siesta, y, como palabra que nace del poeta, deja que renazca mi sonrisa. 

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